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La Empresa NAVALI la creo Alberto Valiente en el año 1949. La fábrica estaba situada inicialmente en la Calle Ponferrada de León.

Alberto Valiente con mucho sacrificio e imaginación, por aquel entonces fabricaba los míticos Parches Navali, sin duda alguna Nº1 del mercado internacional durante décadas, y los empezó a vender viajando en una moto Lambreta de 125 cc, con la que viajó dando la vuelta a España vendiendo sus productos en varias ocasiones por todas las principales ciudades y poblaciones de nuestro país, y entre ellas mi ciudad Zamora.

El Señor Alberto, (es así como yo lo he llamado siempre), como no podía ser de otra manera, entabló amistad y negocios con José Lastra Peña, mi Padre, a quién visitaba en aquella época en el taller de bicicletas, y le vendía parches y lubricantes de bici entre otras muchas cosas durante más de 40 años ¡ahí es nada!

En el año 1956 Alberto Valiente decidió trasladar la fábrica a Santander donde continuó su trabajo. Más adelante con tesón y esfuerzo amplió la fábrica pasando a unas naves al lado del aeropuerto de Parayas y más adelante a Herrera de Camargo donde se llegaría a tener un complejo de naves con 7.500 metros cuadrados y en donde se fabricaron tanto productos para las bicicletas, como para moto y automóvil. La gama de productos se extendió por esa época hasta los 85 productos de fabricación propia en cientos de formatos diferentes.

El destino de estas dos familias estaba unido y hace bastantes años por mis inquietudes comerciales, desde luego impregnado del espíritu empresarial de mi Padre Jose Lastra y de su gran amigo Alberto Valiente, decido apostar por entrar en el proceso de fabricación propio.

El Señor Valiente jubilado ya y con unos 80 espléndidos años, me presta todo su apoyo y de una manera altruista y cargada de entrañables recuerdos, decidió enseñarme todo lo que había aprendido en su empresa NAVALI para continuar sin duda con el legado.

A día de hoy, fabrico con la marca NAVALI, componentes de ciclismo igual que hizo en su día el Señor Valiente, con la gran diferencia de que ahora viajamos en coche, pero también con mucha ilusión y con ganas siempre de crear productos innovadores para facilitar la seguridad y el disfrute del deporte más maravilloso del mundo a los ciclistas.

Mi más emotivo agradecimiento a Alberto Valiente Alonso y sin duda a mi Padre José Lastra Peña, de quien aprendí tantas cosas y que me han permitido hoy seguir con su legado empresarial y continuar los lazos de amistad de ambas familias.

- José Lastra (Hijo).

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